El ciudadano desarmado
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El ciudadano desarmado: cómo la ley te protege (si la usas) Mira, el juicio no es un teatro: es un ring donde entras sin saber las reglas, y el Estado te noquea si no gritas. Muchas personas ignoran que un proceso judicial exige legalidad absoluta-artículo 139 Constitución: presunción de inocencia, juez imparcial, motivación de fallos. Sin eso, todo vicia. El debido proceso, clave, obliga a verte cara a cara con pruebas, con abogado pagado o defensor público; no te pueden sorprender con cargos inventados ni aplazar diez veces porque se perdió el expediente. Arbitrariedades como jueces caprichosos o corrupción-tan comunes en Lima y provincias-te empujan a abandonar: pagas abogado, pagas sellos, y terminas diciendo ¿pa’ qué?. Pero apela. Si la Constitución falla, sube a la convencionalidad: Convención Americana, artículo 8: igualdad ante la justicia, explicación clara de cargos, plazos justos. Brasil lo vio con Lula-Lava Jato arrasó con filtraciones y sentencias sin base; la Suprema Corte anuló todo por falta de imparcialidad. Aquí igual: si el juez ignora tu tutela, denuncia arbitrariedad, exige transparencia. Guarda papeles, reclama a Defensoría o CIDH. La doctrina internacional existe pa’ eso: no seas el justiciable que se rinde. Exige: ¿Hay evidencia? ¿Me defendí? ¿Es legal?. Así ganas, o al menos no te pisotean. Sin ley, nada funciona-pero con ella, el Estado tiembla. ¿Listo para pelear? www.estudiolawfirm.com

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